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Mostrando entradas de agosto, 2016
Sé que esta entrada me muestra tal cual soy: vulnerable. No puedo tomar las cosas con calma, no puedo. Me azoto, me culpo, reprocho... mis decisiones, malas y absurdas. Es como si estuviera en un laberinto sin salida. Tantos altibajos me están causando estragos. Son ya varios años, en los que la lista de malos momentos crece más que los recuerdos bellos. Pero cómo voy a superar a alguien que no se quiere ir? que se queda, para estar ausente? alguien que dice cambiar y solamente le dura unas horas el cambio. Quiero cerrar mis ojos y dejar de pensar, poner la mente en blanco, o fijar mi atención en otra cosa. Mi hijo me necesita y el esfuerzo por estar bien me duele doblemente, porque sé que se da cuenta, que lo percibe, que es imposible ocultarlo. Tengo mis ojos hinchados de tanto llorar. Me maquillo para simularlo pero es en vano. Mi gente lo nota, si y una vez más trato, trato de minimizarlo. No he conseguido lograr esa inteligencia emocional que tanto pregono. No he dormido bien,