Recuerdo la facilidad con la que antes escribía. Hasta ese don se ha esfumado.
Y bueno, haciendo un recuento de los daños me declaro como una persona tóxica y depresiva. Y no es lamento ni pretender victimizarme de las circunstancias. Siempre regreso al blog cuando estoy en el hoyo, cuando no hay escape y me acompaña la ansiedad. Durante años he lidiado con mis propios demonios en una especie de letargo. Pero confío, que todo va a mejorar. La terapia me ha ayudado a confrontarme, aunque siento que falta demasiado por trabajar... voy muy lento. Supongo que si no fuera por mi niño, ya hubiera acabado con todo. Tengo una responsabilidad grande y no es correcto evadir, no es la solución.
Quiero regresar a escribir, recuperar de cierta forma la esencia que me caracterizaba. Quiero encontrarme nuevamente y renacer, porque la depresión es un tipo de muerte silenciosa. Y se siente todo a la vez: tristeza, frustración, culpa. La bendita culpa que nos atormenta y provoca tomar malas decisiones. Ya no hay vuelta atrás, el poco o largo camino que he recorrido debo verlo como aprendizaje y nada más... y de algún modo tengo que alimentar la esperanza de que hay un mañana, de que volveré a sentir la plenitud que alguna vez tuve. Libre de emociones que se convierten en carga y dolor. Soy tan emo.
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