Plasmar en estas letras lo que ha pasado los últimos días me resulta difícil; porque esto ha sido como un viaje por la montaña rusa... no pretendo decir que lo voluble e inestable regreso a mi carácter soñador, pero no sé de qué forma explicarlo. Cuando la felicidad toca la puerta, justamente llegan noticias familiares que quiebran mi tranquilidad... y me invade la duda de saber si hice bien o mal en regresar a aquí. Necesito luchar por lo que siempre he querido, de eso estoy completamente segura, pero no deseo ser egoísta y dejar de lado a mi gente. Pa, ¿Qué más puedo hacer, sino acompañarlos con mis oraciones? La impotencia se apodera de mi, y luego remolinos interiores me sacuden, para terminar haciéndome llorar. Qué cosas... a pesar de todo, haber encontrado esa mano que no busqué y que estrechó la mía sin avisar, ha sido la mejor bendición de mis últimos días. Gracias. En ti confío pa. No podría dejar de hacerlo. Hoy encontré por azares del destino, casualidad, circunstancias o