Hace dos semanas, hicimos un recorrido en los ejidos afectados por el terremoto del pasado 04 de abril. Ya casi un mes de aquel espantoso día. He recibido muchas fotos en mi correo de los vestigios que dejó el sismo, he visto videos en el youtube que los aficionados subieron en cuanto hubo señal después del desastre. He leído crónicas que impactan por los relatos de la gente más afectada, que perdió su vivienda, pertenencias, tierras y lo más triste: familiares.He escuchado a muchas personas contar cómo vivieron el temblor. Pero nada de lo anterior se compara con el hecho de observar de cerca la situación que están viviendo quienes perdieron su casa. No bastaba con saber porque lo había escuchado, sino con ver, estar ahí... y ayudar aunque sea un poco. Llegamos y los niños corrieron al pick up con despensas y uno de ellos, con esa voz tierna e inocente que sólo la infancia transmite, dijo emocionado: zapetas para mi hermanito! zapetas para mi hermanito! Mientras otra niña de ojo