A casi un mes


Los cuatro señores son agricultores. Todos perdieron sus cosechas y ahora están sin trabajo. Están en espera de que el gobierno los reubique o al menos les ayude a reparar sus casas.
"Pero quién sabe cuánto tiempo más nos tengan esperando", dijo cabizbajo el señor de chamarra a cuadros. Quien también agregó: al menos aquí hemos recibido ayuda de mucha gente, de grupos de iglesias, del canal 66, de gente que pasa por la calle y se detienen a preguntarnos qué necesitamos. Muchos nos traen agua. Gracias a Dios todavía hay gente buena como ustedes, que ayudan al hermano. En situaciones como éstas es cuando más debemos estar unidos.
Todos lucen un rostro melancólico, pero en las palabras transmiten todavía esperanza por seguir luchando.
Tomamos carretera de regreso. Y estuvimos callados durante aprox. cinco minutos. Sólo me resta decir que fue impactante ver la manera en que están acampando (mejor dicho, sobreviviendo) esas personas en lotes baldíos.

Confieso que desconozco si siguen permaneciendo ahí esas personas, pero quise publicarlo aunque ya pasó tiempo. Lo que sí, es que a un mes del terremoto aún falta mucha ayuda. Desgraciadamente el proceso de reparación de todos los daños materiales ocurridos será lento. Pérdida de casas, terrenos, cosechas, edificios evaluados por protección civil como inhabitables, carreteras y canales agrietados, ejidos inundados; pérdida de 2 vidas y cientos de heridos... fue el saldo de éste desastre natural.
Pero más allá de los daños físicos y materiales, están los psicológicos. Esos daños quizás no tan visibles pero sí latentes, ¿cuánto tiempo tardarán en repararse? O mejor dicho, ¿podrán repararse? ¿el gobierno se ocupara de eso?
Pudo haber sido peor, dicen algunos. Y lo creo, porque si hubiera ocurrido en día laboral, Mexicali hubiera terminado en una situación más trágica.
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