Equis

 He perdido la fe en mi misma. Entonces pienso que tengo una misión, soy madre y no tengo otra opción más que hacer esto, educarlo y formarlo en valores. Tiene 9 y siento que se comporta como adolescente. Hay días más pesados que otros, como todos supongo. Pero hay días donde traigo una guerra interna y me siento devastada por no estar satisfecha con lo que hago, ni con lo que tengo, ni con lo que soy. Esos días hacen más pesada la crianza, el saber cómo encaminarlo, el hacerle ver a mi hijo qué es el respeto, el que me permita orientarlo y reciba mi apoyo sin que lo vea como una ofensa o algo así. Se parece mucho a su padre en ese aspecto. En vez de sentir que lo ayudo me ve con coraje y piensa que me creo perfecta. Dios, no sé qué hacer ni cómo manejarlo. No tengo nada de psicología al parecer. No sé si fueron 5 años tirados a la basura, solo para obtener un papel que me ayudará a tener trabajo. 

Estoy deprimida desde no sé cuándo. Nada me va hacer que esto cambie más que yo sola. No puedo pagar terapia. Hablar con mis amigas ayuda, pero no sé, no quiero agobiarlas ni causar molestia, ni lástima. Me siento bastante sola. En realidad, tal vez él tenía razón, no doy el ancho. Esa frase quedó en mi interior para siempre. Deja de victimizarte. Deja de azotarte. Estás así por tus malas decisiones, no hay vuelta atrás así que o le chingas o le chingas, porque no hay manera de cambiar el pasado. Deja de lamentarte, deja de torturarte, eres más que una víctima. Estás sufriendo porque quieres, porque tienes muchas razones para estar tranquila y contenta. Pero te atormentas como si fueras una eterna suicida, como si padecer depresión severa fuera tu mejor pretexto para no vivir una vida plena. Por favor, abre los ojos. Actúa, deja de ser tan débil. Ya no quiero esa cara triste ni ojos llorosos. Péinate, maquíllate. Hazlo por ti y por tu hijo. Enfócate en lo que tienes. Comprométete a ser mejor en lo que haces. No te distraigas, no hay tiempo para eso, ni para cuestionarte si lo estás haciendo mal. Un día a la vez, alimenta esa fe, sonríe por favor. 

¿Nunca va a desaparecer este llanto? ¿En qué puto momento va a irse este sentimiento? No lo soporto. 

Soy muy azotada, no entiendo cómo me permitiste ser mamá. Soy cobarde, soy débil y la verdad me siento demasiado pendeja. Ok, sin lamentos, pero es la realidad. 

Necesito encontrar motivación. Soy madre, eso debe bastar y no, parece que no basta eso. Y no sé si a las demás les pasa lo mismo. 

Comentarios

Entradas populares de este blog

Réquiem por una ciudad tranquila

Ghosting