Pa´ mi chepa

Desde chica sospeché que ella tenía algo de bruja. Siempre sabía lo que pasaba por mi mente, aunque no se lo dijera. Después de algunos años, comprendí que esa habilidad para leer el pensamiento se debe al lazo que nos une. Nadie me conoce mejor que ella.

Recuerdo la última vez que tuve que despedirme porque me iría lejos y por un buen tiempo... no olvido su cara intentando despistar su preocupación. Pero jamás soltó una lágrima en mi presencia, pues sabía que eso me iba a lastimar.

Ella es inquebrantable, prudente, digna, elegante, valiente. Lo que más admiro de su personalidad es el temple que la ha mantenido fuerte para enfrentar las cosas difíciles de la vida.

De ella heredé el gusto por el canto. De carácter no somos tan parecidas como en el físico. Pero hay pinceladas de su personalidad en mi manera de ser. De los consejos que he recibido y guardo como tesoro, hay uno que ella aprendió de su padre y ahora yo de ella lo aprendí: "toma las cosas de quien vienen".

Me gusta imitarla cuando habla, cuando canta, cuando baila y hasta cuando reza. Nunca se enoja cuando lo hago, por el contrario se ríe y nada más la escucho defenderse: qué meeeendiga mijaaaa!.

A ella le gusta escucharnos a mi hermana y a mí tocar la guitarra y cantar. Le gusta que le cuenten chistes. Le gusta "agarrar cura" con mis amigas y hacerles preguntas de todo. Si, de todo.

Le tiene miedo a las alturas, a los perros, a los carros, a los aviones. Yo le doy carrilla porque a veces cuando llega a alguna casa lo primero que pregunta es: ¿tiene perros? como si estuviera en campaña de vacunación.

A veces es demasiado escandalósa cuando se enoja, parece que le dan cuerda y no hay quien la pare. Por eso en ocasiones creo que los regaños que más duelen es cuando calla. Su silencio me dice todo.

Hay algo que le quiero decir y que ella ya sospecha, estoy casi segura. Hay algo en lo que no estamos de acuerdo, pero sé que ella sólo desea que yo no cometa un error. Acabo de descubrir que la intuición también la heredé de ella.

Nació un 23. Y esa es una de mis tantas razones para convertirlo en mi número favorito. Antier cumplió años. Doy gracias totales a Dios por ello. Y aunque casi no lee mi blog, le dedico este post a mi madre santa. (hay tanto que decir de la chepa).


DIOS TE BENDIGA SIEMPRE MA.


Y NOS REGALE MÁS AÑOS JUNTAS.

Comentarios

Anónimo ha dicho que…
cada que leo un post tuyo me hace llorar jajaja....atte yo :) eliza
Suly... ha dicho que…
Aawww ... yo tenia una Chepa en mi vida...:(

....mi abue.

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