Ya terminé!
Fui feliz ese día.
Cómo les platico que en cada sístole y diástole la emoción aumentaba.
El jueves 30 de octubre fue la misa. Un deleite total Su palabra. Fue a partir de ese momento que me cayó el veinte: el día de mi graduación había llegado. No lo percibí ni en los preparativos, ni en los pagos (que cómo me mortificaron), ni al tener mi traje sastre o mi vestido en las manos. Fue en la misa cuando entendí que mi graduación, la que veía lejos, por fin había llegado.
El Viernes 31 la ceremonia que creí se tornaría larga y aburrida (por ser de tres carreras juntas), se convirtió en un evento ameno que disfruté tanto como pude. Rosa María Méndez mi madrina de generación, se llevó la mañana con su discurso tan original como sólo ella sabe hacerlo, al lograr que tanto graduados como acompañantes vibraran el teatro del estado con sus risas. Pero más vibramos con sus palabras sinceras aquellos que la admiramos.
Fue un placer compartir ese momento con personas brillantes, con compañeros y amigos que llegamos juntos a la meta.
Algo que no me esperaba fue que me nombraran para tomar protesta, pues creí que el trámite se había extendido. Si estaba contenta, entonces mi sonrisa fue mayor.
Cómo les platico que en cada sístole y diástole la emoción aumentaba.
El jueves 30 de octubre fue la misa. Un deleite total Su palabra. Fue a partir de ese momento que me cayó el veinte: el día de mi graduación había llegado. No lo percibí ni en los preparativos, ni en los pagos (que cómo me mortificaron), ni al tener mi traje sastre o mi vestido en las manos. Fue en la misa cuando entendí que mi graduación, la que veía lejos, por fin había llegado.
El Viernes 31 la ceremonia que creí se tornaría larga y aburrida (por ser de tres carreras juntas), se convirtió en un evento ameno que disfruté tanto como pude. Rosa María Méndez mi madrina de generación, se llevó la mañana con su discurso tan original como sólo ella sabe hacerlo, al lograr que tanto graduados como acompañantes vibraran el teatro del estado con sus risas. Pero más vibramos con sus palabras sinceras aquellos que la admiramos.
Fue un placer compartir ese momento con personas brillantes, con compañeros y amigos que llegamos juntos a la meta.
Algo que no me esperaba fue que me nombraran para tomar protesta, pues creí que el trámite se había extendido. Si estaba contenta, entonces mi sonrisa fue mayor.
Carlos Cota fue el mérito académico de mi generación. Aunque no coincidimos en muchas clases y no llegué a conocerlo como persona, tengo cosas que admirar de él: su sentido de compañerismo y su talento por el video. De él nunca escuché un no sé, no puedo, qué flojera. Por el contrario, es una persona que siempre da una respuesta y si no la tiene en ese momento, la investiga. A él no le gusta quedarse con la duda. Y tampoco se niega a ayudar a otros en los trabajos. Miren que de mi generación hay cosas que nos desunieron mucho por la mala vibra que se percibió de algunos compañeros. Pero si hay alguien que puedo decir que admiro y me enorgullece haber egresado con él, es “el Cota”.
El baile se me fue de volada. Estuvieron mis papás, mis primos, mi hermana y amistades. Lástima que el video que habían preparado unos amigos se trabó y no lo terminamos de ver. La cena estuvo deliciosa y la música agradable. Bailé, bailé y bailé. Aún sigo recolectando fotos de esa noche.
Ahora si, puedo decir que soy orgullosamente cimarrón!!!! Bueno, cimarrona pues.
¿A poco no me veo feliz?
Si protesto!
Con mis papás y mi hermana
Eli y Rosy, amigazas!
Muaaa
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